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Leona Vicario y Rafaela López 

19 octubre, 1911 —  La Liga Femenil Mexicanista, Laredo TX

 

En nuestra Patria, en esta tierra querida que á veces ha side desgraciada; han aparedio mjueres heróicas, dignas de qu sun ombre se perpetúe enre nosotros; al estudiar la Historia encontramos hermosos ejemplos de madres que se sacrificaron por sus hijas, de esposas que arrostaron mil peligros por salvar á sus esposos y engrandecer su patria, ye de hijas que nada temieron y desafiaron todo por alcanzar la dicha de sus padres y Honor y Gloria para su Patria.

El amor a la Patria es uno de los más sublimes sentimientos del alma; tanto los hombres como las mujeres han sentido siempre intense amor por el lugar en donde recibieron el primer beso maternal; por el sacrosanto lugar que guarda los despojos de los seres que le fueron queridos; tanto el sexo femenino como el masculine han sentido el amor patrio y unos y otras lo han manifestado de mil distintas maneras. Los hombres han humedecido el suelo patrio con la sangre que derramaron sus heridas en la luchas que sostuvieron contra el enemigo que predendía mancillar este suelo, y las mujeres, unas han peleado directamente en el campo do batalla y otras ausiliando á sus compatriotas, haciéndolos Fuertes contra el enemigo; ya proporcionándoles recursos pecuniarios ó enviando oportunas noticias, pero principalments animándoles con su resignación y su fé, pues son una de las principals armas de la mjer.

En nuestro hermoso país han existido mujeres de alma grande y noble, que se han sacrificado e naras del patriotism, es decir; mujeres que han sido unas verdaderas Heroínas.

Hoy, con el major placer; sintiendo altamenta la falta de aptitude que tengo para ello, cumplo los deseos de esta Respetable Sociedad, poniendo á su alance la biografías de algunas de las principals heroínas, empezando por Doña Leona Vicario. Esta era hija de padres muy ricos y vivía en la ciudad de México.

Desde la edad de 19 años comenzó á manifestar profundas simpatías por la libertad de su patria, cuando supo que en Dolores estalló la revolución, pretendió establecer correspondencia con Hidalgo y Allende con objeto do ayudarles de alguna manera pero no pudo consequirlo y la entabló con algunos de los jefes insurgents, á los que mandaba noticias importantes del movimiento del enemigo y los auxiliaba también con dinero.

Para que sus noticias llegaran oportunamente, había estblecido varios correos. En una occasion, fue interceptado uno de ellos y Doña Leona Vicario temeiendo ser aprehendida, se fugó logró llegar hasta un pueblo algo distante de la ciudad de México, hasta allí la alcanzaron unos parientes y la disuadieron de su intent animádola á que regraesase.

Así lo hizo aquella dama y fué  hecha priionera y llevada enc alidad de tal al Colegio de Belén; allí le formaron juici y por mil medis quisieron obligarla à qu[e] dijera los nombres de los insurgents que le escribían con nombres supuestos, pero nada lograron, ni los halagos primero ni las terribles amenazas después, hicieron que Doña Leona Vicario descubriera el nombre de aquellos con los cuales se comunicaba por escrito.

Cada vez que sus jueces la hicieron comparecer ante ellow, con objeto de arrancarle su secreto, aquella esforzada joven contestaba; “estoy resuelta á morir antes de entregar á nadie.”

Doña Leon Vicario logró evadire se su prisión gracias á la ayuda que para ello le prestaron algunos amigos, y permaneció occulta por mucho tiempo en México. Luego marchó a Oaxaca, tan pronto como pudo llegó á dicha ciudad, presciamente cuando estaba ocupada por Morelos.

En Tlalpujahua (estado de Michoacán) se casó con un joven yucatco D. Andrés quintana Roo, hombre de excelente educación, de gran instrucción, eminente abogad é insigne poeta, que presto también servicios á la causa de la independencia nacional, por esto la nación ha honrado su memoria dando su monbre al territorio qu del estado te Yucantán, acaba de formarse y toma el nombre de Territorio “Quintana Roo.”

En el ańo de 1812 se estableció en Tlalpujahua una fábrica de armas; ye los maestros que la dirigieron fueron enviados por ella misma quien además sostenía á las familias de tales individuos, viéndose obligada á vender sus alhajas, pues sus fondos ya estaban escasos y solo pudo sostener los gastos para fabrican las primeras armas.

Además de esta heroína, hubo en la época de la independencia otras mujeres acreedoras al hermoso título de heroínas como nos lo prueban los siguientes relatos.

Un jefe español hizo prisionero á un hermano de Don Igncio Rayón, el defensor de Cóporo, y ofreció a este valiente la vida del prisionero D. Francisco si en cambio le entregaba la Fortaleza. Rayón, cediendo a un impulse de amor filial, consultó el caso con su madre y esta Digna mujer en cuyo sér ardía inextinguible y vivisima la llama de amor patrio, pronunció como contestación estas palabras: “El deber del military y del patriota es moir en defensa de su patria, y todo sentimiento contrario á este deber, debe soforcarse.” Pocos días después al rostro del Doña Rafaela López Aguado de Rayón, que éste era el nombre de la heroína que en esta momento llama nuestra atención; se veía surcado por el llanto; era que elcuerpo de su hijo D. Francisco yacía destrozado por las balas enemigas y sin embargo del intense dolor que tortuaba el alma de aquella señora, le entereza y el ánimo no abondonaron ni por un momento á la noble heroína.

 

 

Fuente: La Crónica, Octubre 19, 1911, Laredo TX.

 

Mestiza Rhetorics: An Anthology of Mexicana Activism in the Spanish-Language Press: 1887-1922, ed. Jessica Enoch and Cristina Devereaux, Ramírez (Carbondale: Southern Illinois University Press) 2019, pp. 130-134.